Avanzando la AR y la enfermedad renal
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Sobre la artritis reumatoide
La artritis reumatoide (AR) es un tipo de enfermedad inflamatoria que generalmente involucra los espacios articulares entre los huesos pequeños en las manos. El revestimiento del sistema articular es atacado por el propio sistema inmunitario del cuerpo. Estas articulaciones se vuelven rojas, dolorosas e hinchadas. Con el tiempo, los huesos pueden erosionarse y hacer que los dedos se tuerzan o se deformen.
RA avanzada
A medida que la enfermedad progresa, más articulaciones pueden verse afectadas, incluidas las caderas, los hombros, los codos, las rodillas e incluso los espacios entre las vértebras de la columna vertebral. Si no se trata, la inflamación también puede comenzar a dañar los órganos principales del cuerpo. Los más comúnmente afectados son la piel, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, los pulmones y los riñones.
Cómo la AR afecta tus riñones
Se ha pensado durante mucho tiempo que la inflamación debida a la AR afecta la función renal. La inflamación es la forma en que el cuerpo se protege a sí mismo cuando hay algo mal, como una enfermedad o lesión. La inflamación ayuda a sanar el tejido lesionado o enfermo. Pero con el tiempo, la inflamación crónica afecta a todo el cuerpo, provocando estrés y dañando o destruyendo células y tejidos.
La investigación indica que las personas con AR tienen más probabilidades de tener enfermedad renal. Hasta una de cada cuatro personas desarrollan una función renal reducida a largo plazo. Los estudios más recientes muestran que la culpa es de una combinación de factores de riesgo, junto con la AR. Un estudio reciente de la Clínica Mayo enumera varios factores que pueden contribuir a la enfermedad renal en pacientes con AR. Éstos incluyen:
- mayores niveles de inflamación dentro del primer año de diagnóstico
- hipertensión
- obesidad
- uso de medicamentos corticosteroides, como prednisona o cortisona
- colesterol alto
- dieta alta en sal
- uso crónico de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
Si bien la AR no necesariamente causa enfermedad renal, es más probable que se desarrollen problemas renales si otras afecciones también están haciendo que los riñones trabajen más.
Protégete a ti mismo
Una de las mejores cosas que puede hacer para protegerse de la enfermedad renal relacionada con la AR es controlar la inflamación. Es probable que su médico le recete medicamentos recetados conocidos como DMARD o medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Los DMARD trabajan para controlar la inflamación de la AR. También puede tomar medicamentos antiinflamatorios de venta libre como ibuprofeno o naproxeno.
Su médico también debe controlarlo regularmente para detectar problemas renales. Se pueden realizar análisis de sangre u orina de rutina para asegurarse de que sus riñones funcionen correctamente. Las pruebas deben realizarse al menos una vez al año, según su estado general de salud y las recomendaciones de su médico.
Para los otros factores de riesgo, usted y su médico deben trabajar juntos para reducir su riesgo de enfermedad renal. Hable con su proveedor de atención médica sobre:
- Los beneficios y riesgos de los corticosteroides
- perder peso o mantener un peso saludable
- adoptar una dieta baja en sodio
- controlar su presión arterial y encontrar formas de mantenerla bajo control
- controlar sus niveles de colesterol y cualquier medicamento o cambio en la dieta que pueda ser necesario
El ejercicio es lo único que puede ayudar con casi todos estos factores. El ejercicio regular y suave puede aliviar la inflamación, controlar su peso y disminuir la presión arterial. Lo importante es no exagerar. Haga que su actividad sea de bajo impacto o sin impacto, y descanse cuando sea necesario. Su médico o fisioterapeuta pueden ayudarlo a crear un buen régimen de ejercicio que sea fácil para sus articulaciones.
La AR es una enfermedad crónica y, si no se maneja adecuadamente, puede provocar otros problemas de salud. Afortunadamente, la enfermedad renal no tiene que ser uno de ellos. Unos pocos cambios simples en el estilo de vida y un ojo atento pueden marcar la diferencia.