Autor: Gregory Harris
Fecha De Creación: 13 Abril 2021
Fecha De Actualización: 17 Noviembre 2024
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¿Qué es el riesgo quirúrgico y cómo se realiza la evaluación preoperatoria? - Aptitud Física
¿Qué es el riesgo quirúrgico y cómo se realiza la evaluación preoperatoria? - Aptitud Física

Contenido

El riesgo quirúrgico es una forma de evaluar el estado clínico y las condiciones de salud de la persona que se someterá a la cirugía, de manera que se identifiquen los riesgos de complicaciones en todo el período antes, durante y después de la cirugía.

Se calcula a través de la evaluación clínica del médico y la solicitud de algunas pruebas, pero, para facilitarlo, también existen algunos protocolos que orientan mejor el razonamiento médico, como ASA, Lee y ACP, por ejemplo.

Cualquier médico puede realizar esta valoración, pero normalmente la realiza el médico de cabecera, el cardiólogo o el anestesista. De esta forma, es posible que se tenga algún cuidado particular para cada persona antes del procedimiento, como solicitar pruebas más adecuadas o realizar tratamientos para reducir el riesgo.

Cómo se realiza la evaluación preoperatoria

La evaluación médica realizada antes de la cirugía es muy importante para definir mejor qué tipo de cirugía cada persona puede o no puede hacer, y para determinar si los riesgos superan los beneficios. La evaluación implica:


1. Realización del examen clínico

El examen clínico se realiza con la recogida de datos sobre la persona, como medicamentos en uso, síntomas, enfermedades que tiene, además de la evaluación física, como auscultación cardíaca y pulmonar.

A partir de la evaluación clínica, es posible obtener la primera forma de clasificación de riesgo, creada por la Sociedad Americana de Anestesiólogos, conocida como ASA:

  • ALA 1: persona sana, sin enfermedades sistémicas, infecciones ni fiebre;
  • ALA 2: persona con enfermedad sistémica leve, como presión arterial alta controlada, diabetes controlada, obesidad, edad mayor de 80 años;
  • ALA 3: persona con enfermedad sistémica grave pero no discapacitante, como insuficiencia cardíaca compensada, ataque cardíaco durante más de 6 meses, angina cardíaca, arritmia, cirrosis, diabetes descompensada o hipertensión;
  • ALA 4: persona con una enfermedad sistémica discapacitante potencialmente mortal, como insuficiencia cardíaca grave, ataque cardíaco durante menos de 6 meses, insuficiencia pulmonar, hepática y renal;
  • ALA 5: enfermo terminal, sin expectativas de sobrevivir más de 24 horas, como después de un accidente;
  • ALA 6: persona con muerte encefálica detectada, que será intervenida quirúrgicamente para la donación de órganos.

Cuanto mayor sea el número de clasificación ASA, mayor será el riesgo de mortalidad y complicaciones de la cirugía, y se debe evaluar cuidadosamente qué tipo de cirugía puede ser útil y beneficiosa para la persona.


2. Evaluación del tipo de cirugía

También es muy importante comprender el tipo de procedimiento quirúrgico que se realizará, ya que cuanto más compleja y prolongada sea la cirugía, mayores son los riesgos que puede sufrir la persona y los cuidados que se deben tener.

Así, los tipos de cirugía se pueden clasificar según el riesgo de complicaciones cardíacas, tales como:

Riesgo bajoRiesgo intermedioAlto riesgo

Procedimientos endoscópicos, como endoscopia, colonoscopia;

Cirugías superficiales, como piel, mamas, ojos.

Cirugía de tórax, abdomen o próstata;

Cirugía de cabeza o cuello;

Cirugías ortopédicas, como después de una fractura;

Corrección de aneurismas aórticos abdominales o eliminación de trombos carotideos.

Cirugías mayores de emergencia.

Cirugías de grandes vasos sanguíneos, como aorta o carótida, por ejemplo.

3. Evaluación del riesgo cardíaco

Existen algunos algoritmos que miden de manera más eficaz el riesgo de complicaciones y muerte en cirugía no cardíaca, al investigar la situación clínica de la persona y algunas pruebas.


Algunos ejemplos de algoritmos utilizados son los Índice de riesgo cardíaco de Goldman, Índice de riesgo cardíaco revisado de Lee es el Algoritmo de Colegio Americano de Cardiología (ACP), por ejemplo. Para calcular el riesgo, consideran algunos datos de la persona, como:

  • Edad, quién tiene mayor riesgo por encima de los 70 años;
  • Historia de infarto de miocardio;
  • Historia de dolor de pecho o angina;
  • Presencia de arritmia o estrechamiento de vasos;
  • Baja oxigenación de la sangre;
  • Presencia de diabetes;
  • Presencia de insuficiencia cardíaca;
  • Presencia de edema pulmonar;
  • Tipo de cirugía.

A partir de los datos obtenidos, es posible determinar el riesgo quirúrgico. Así, si es bajo, es posible dar de alta la cirugía, ya que si el riesgo quirúrgico es medio a alto, el médico puede orientar, ajustar el tipo de cirugía o solicitar más pruebas que ayuden a evaluar mejor el riesgo quirúrgico de la persona.

4. Realización de los exámenes necesarios

Los exámenes preoperatorios deben realizarse con el objetivo de investigar cualquier cambio, si existe sospecha, que pueda derivar en una complicación quirúrgica. Por lo tanto, no se deben solicitar las mismas pruebas para todos, ya que no hay evidencia de que esto ayude a reducir las complicaciones. Por ejemplo, en personas sin síntomas, con bajo riesgo quirúrgico y que se van a someter a una cirugía de bajo riesgo, no es necesario realizar pruebas.

Sin embargo, algunas de las pruebas más solicitadas y recomendadas son:

  • Conteo de glóbulos: personas que se someten a cirugía de riesgo intermedio o alto, con antecedentes de anemia, con sospecha actual o con enfermedades que pueden provocar alteraciones en las células sanguíneas;
  • Pruebas de coagulación: personas que usan anticoagulantes, insuficiencia hepática, antecedentes de enfermedades que causan hemorragias, cirugías de riesgo intermedio o alto;
  • Dosis de creatinina: personas con enfermedad renal, diabetes, presión arterial alta, enfermedad hepática, insuficiencia cardíaca;
  • Radiografía de pecho: personas con enfermedades como enfisema, enfermedades cardíacas, mayores de 60 años, personas con alto riesgo cardíaco, con múltiples enfermedades o que serán sometidas a cirugía en el tórax o el abdomen;
  • Electrocardiograma: personas con sospecha de enfermedad cardiovascular, antecedentes de dolor torácico y diabéticos.

Generalmente, estas pruebas tienen una vigencia de 12 meses, sin necesidad de repetición durante este período, sin embargo, en algunos casos, el médico puede considerar necesario repetirlas antes. Además, algunos médicos también pueden considerar importante solicitar estas pruebas incluso para personas sin sospecha de cambios.

Otras pruebas, como la prueba de esfuerzo, el ecocardiograma u holter, por ejemplo, pueden solicitarse para algunos tipos de cirugía más complejos o para personas con sospecha de enfermedad cardíaca.

5. Realización de ajustes preoperatorios

Luego de realizar las pruebas y exámenes, el médico puede programar la cirugía, si todo va bien, o puede dar pautas para que el riesgo de complicaciones en la cirugía se reduzca al máximo.

De esa manera, puede recomendar hacer otras pruebas más específicas, ajustar la dosis o introducir algún medicamento, valorando la necesidad de corregir el funcionamiento del corazón, mediante cirugía cardíaca, por ejemplo, orientar alguna actividad física, adelgazar o dejar de fumar, entre otros.

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