Cómo se realiza el tratamiento de la fiebre amarilla

Contenido
- 1. Descanso
- 2. Buena hidratación
- 3. Medicamentos indicados por el médico
- Tratamiento de la forma grave de fiebre amarilla.
- Posibles complicaciones
- Signos de mejora o empeoramiento.
La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa que, aunque grave, con mayor frecuencia se puede tratar en el hogar, siempre que el tratamiento sea guiado por un médico de cabecera o una enfermedad infecciosa.
Dado que no existe un medicamento capaz de eliminar el virus del organismo, el objetivo es aliviar los síntomas de la enfermedad, como fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, así como evaluar si la persona está desarrollando la forma más grave de la enfermedad. enfermedad.
Si la persona está desarrollando la forma más grave, que se caracteriza por un aumento de la fiebre, dolor abdominal intenso y sangrado, el tratamiento debe realizarse mientras está en el hospital para reducir el riesgo de complicaciones graves, como insuficiencia renal. Obtenga más información sobre los síntomas de la fiebre amarilla, incluidos los síntomas en la forma más grave.

El tratamiento en el hogar debe incluir:
1. Descanso
El descanso es muy importante para la recuperación de cualquier tipo de infección, ya que asegura que el organismo tenga la energía necesaria para combatir el virus y acelerar la recuperación, además de ayudar a aliviar los dolores musculares y la sensación de cansancio.
Por lo tanto, la persona con fiebre amarilla debe quedarse en casa y evitar ir a la escuela o al trabajo.
2. Buena hidratación
La correcta hidratación es otro de los pasos más importantes para combatir el virus de la fiebre amarilla, ya que el agua es fundamental para el buen funcionamiento del organismo, incluido su sistema de defensa natural.
Así, se recomienda que la persona beba unos 2 litros de agua al día, que puede ser en forma de agua filtrada, agua de coco, jugos naturales o tés, por ejemplo.
3. Medicamentos indicados por el médico
Además del descanso y la hidratación, el médico también puede aconsejar el uso de algunos medicamentos, según el tipo de síntomas que tenga la persona. Los más comunes incluyen:
- Remedios antipiréticos, como el paracetamol, cada 8 horas para reducir la fiebre y el dolor de cabeza;
- Remedios analgésicos, como paracetamol o dipirona, para aliviar el dolor muscular;
- Protectores de estómago, como cimetidina y omeprazol, para prevenir gastritis, úlceras y disminuir el riesgo de hemorragia;
- Remedio para el vómito, como la metoclopramida para controlar los vómitos.
No se recomiendan los remedios que contienen ácido acetilsalicílico porque pueden causar hemorragia y causar la muerte, como en el caso del dengue. Algunos remedios que están contraindicados en caso de fiebre amarilla son AAS, aspirina, Doril y Calmador. Vea otros que tampoco se pueden usar contra la fiebre amarilla.
Tratamiento de la forma grave de fiebre amarilla.
En los casos más graves, el tratamiento debe realizarse en el hospital con suero y medicación en la vena, así como oxígeno para prevenir complicaciones graves, como sangrado o deshidratación, que pueden poner en peligro la vida de la persona.
Posibles complicaciones
Las complicaciones afectan del 5 al 10% de los pacientes con fiebre amarilla y, en este caso, el tratamiento debe realizarse con el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Los signos de complicaciones pueden ser disminución de la orina, apatía, postración, vómitos con sangre e insuficiencia renal, por ejemplo. Cuando el paciente llega a este estado, debe ser trasladado al hospital para ser ingresado porque puede necesitar hemodiálisis o estar intubado, por ejemplo.
Signos de mejora o empeoramiento.
Los signos de mejoría de la fiebre amarilla aparecen de 2 a 3 días después del inicio del tratamiento e incluyen disminución de la fiebre, alivio del dolor muscular y del dolor de cabeza, así como una reducción del número de vómitos.
Los signos de empeoramiento están relacionados con la deshidratación y, por lo tanto, incluyen un mayor número de vómitos, disminución de la cantidad de orina, cansancio excesivo y apatía. En estos casos, se recomienda acudir a urgencias para iniciar el tratamiento adecuado.