Morfina
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La morfina es un analgésico de clase opioide, que tiene un potente efecto en el tratamiento de dolores crónicos o agudos muy intensos, como el dolor posquirúrgico, el dolor causado por quemaduras o enfermedades graves, como el cáncer y la osteoartritis avanzada, por ejemplo.
Este medicamento se puede adquirir en farmacias convencionales, bajo el nombre comercial de Dimorf, requiriendo prescripción médica especial, ya que su mal uso puede traer riesgos para la salud del paciente, además de provocar adicción.
El precio de la morfina es muy variable, oscilando entre 30 y 90 reales, según la dosis del medicamento y la cantidad de cada caja.
Para que sirve
La morfina está indicada para el alivio del dolor severo, ya sea agudo o crónico, ya que actúa sobre el sistema nervioso central y otros órganos del cuerpo con músculos lisos, para controlar este síntoma.
Cómo tomar
El uso de morfina varía según el tipo de dolor del paciente y, por tanto, la dosis siempre debe ser guiada por el médico que prescribió el medicamento.
Generalmente, su efecto dura unas 4 horas, pudiendo durar hasta 12 horas si el comprimido es de liberación prolongada, y si la sustancia tarda en eliminarse, principalmente por acción de los riñones.
Posibles efectos secundarios
Algunos de los efectos secundarios más comunes que pueden ocurrir durante el tratamiento con morfina incluyen mareos, vértigo, sedación, náuseas, vómitos y aumento de la sudoración.
Los mayores riesgos con la morfina son depresión respiratoria, depresión circulatoria, paro respiratorio, shock y paro cardíaco.
Además, el uso de una dosis alta de este medicamento puede provocar somnolencia y dificultad para respirar, que deben ser tratadas en la emergencia con cuidados médicos intensivos y el antídoto específico, llamado Naloxona. Consulte los principales peligros de consumir drogas sin consejo médico.
Quién no debería usar
La morfina está contraindicada para personas con hipersensibilidad a los componentes de la fórmula, que tienen insuficiencia respiratoria o depresión, depresión del sistema nervioso central, crisis de asma bronquial, insuficiencia cardíaca secundaria, arritmia cardíaca, enfermedad pulmonar crónica, daño cerebral, tumor cerebral, alcoholismo crónico, temblores, obstrucción gastrointestinal e ileoparalítica o enfermedades que provocan convulsiones.
Además, la morfina también está contraindicada en niños menores de 18 años y no debe ser utilizada por mujeres embarazadas sin consejo médico.