Fisioterapia y ejercicios para la sacroileítis
Contenido
- Fisioterapia para la sacroileítis
- Ejercicios para sacroileítis
- 1. Puente
- 2. Aprieta una pelota entre tus piernas
- 3. Elevación de piernas
- 4. Círculos en el aire
- 5. Ruede la espalda
La fisioterapia con ejercicios es una excelente estrategia para combatir la sacroileítis porque puede reposicionar la articulación en el lugar correcto y fortalecer los músculos involucrados que ayudan a mantener la estabilización de la región pélvica.
La sacroileítis ocurre cuando las articulaciones entre el sacro y los huesos ilíacos de la pelvis se ven afectadas por la inflamación. Se puede clasificar en uni o bilateral, y en este último caso se afectan ambos lados, provocando dolor en la parte inferior de la espalda, que puede afectar el trasero y la espalda o la parte interna de los muslos.
El tratamiento de la sacroileítis se puede realizar con analgésicos y antiinflamatorios, además de sesiones de fisioterapia. El uso de plantillas ortopédicas de uso continuo está indicado para equilibrar la altura de las piernas, cuando la persona presenta un desnivel superior a 1 cm en la longitud de las piernas.
Fisioterapia para la sacroileítis
La fisioterapia es una de las formas de tratamiento indicadas y entre las opciones terapéuticas se encuentra el uso de dispositivos antiinflamatorios como ultrasonido, calor, láser y tensión, por ejemplo. Estos ayudan a disminuir el dolor local al facilitar el movimiento.
La movilización articular y las maniobras osteopáticas también pueden estar indicadas para el tratamiento, además de masajes relajantes en la espalda, glúteos y parte posterior de las piernas.
La práctica de Pilates es un gran aliado en el tratamiento, ayudando a mantener debidamente tonificados los músculos de sostén de la columna y mejora la amplitud de movimiento. Sentarse correctamente, evitar deportes de alto impacto, como las carreras y el fútbol, son algunas de las recomendaciones a seguir.
Colocar una bolsa de hielo en el lugar del dolor durante 15 minutos, dos veces al día, puede ayudar con el tratamiento.
Ejercicios para sacroileítis
Los ejercicios más indicados son los de fortalecer los abdominales, los músculos de la cara interna del muslo, y los que ayudan a mantener la cadera correctamente estable. Algunos ejemplos de ejercicios para combatir la sacroileítis son:
1. Puente
Acuéstese boca arriba, doble las rodillas y succione el ombligo hacia atrás, manteniendo esta contracción del músculo abdominal transverso. El movimiento consiste en levantar la cadera del suelo manteniéndola elevada durante 5 segundos. Repite 10 veces.
2. Aprieta una pelota entre tus piernas
En la misma posición debes colocar una pelota de unos 15 a 18 cm de diámetro entre tus rodillas. El movimiento consiste en apretar la pelota durante 5 segundos a la vez y luego soltarla, sin dejar caer la pelota. Repite 10 veces.
3. Elevación de piernas
Acostado boca arriba, mantenga las piernas rectas y succione el ombligo hacia atrás para evitar que los músculos abdominales profundos se contraigan. El movimiento consiste en levantar una pierna tanto como puedas y luego bajarla. Solo después de eso, se debe levantar la otra pierna. Levanta cada pierna 5 veces.
4. Círculos en el aire
Tumbado boca arriba, doble una pierna mientras la otra permanece recta. Levantar la pierna estirada a la mitad y luego el movimiento consiste en imaginar que tienes un pincel en los dedos de los pies y 'dibujar' círculos en el techo.
5. Ruede la espalda
Siéntese con las piernas ligeramente estiradas y doble la espalda y acuéstese lentamente. Primero debes tocar la parte inferior de la espalda, luego el medio y finalmente la cabeza. Gire de lado para levantar y luego regrese a la posición inicial. Repite 3 veces.
Estos ejercicios se pueden realizar a diario, durante el tratamiento, que puede tardar de 4 a 8 semanas.
Otra opción de tratamiento para la sacroileítis bilateral es la proloterapia, que consiste en inyectar sustancias esclerosantes en los ligamentos de la articulación, lo que estimula la producción de ligamentos más rígidos y abundantes y el resultado de esto sería una mayor estabilidad articular. Algunos ejemplos de estas sustancias son la dextrosa y el fenol.