Síndrome antifosfolípido: qué es, causas y tratamiento
Contenido
- Principales signos y síntomas
- Que causa el síndrome
- Cómo se hace el diagnóstico
- Como se hace el tratamiento
- Tratamiento durante el embarazo
Síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, también conocido como abrazos o simplemente SAF o SAAF, es una rara enfermedad autoinmune caracterizada por la facilidad para formar trombos en las venas y arterias que interfieren con la coagulación de la sangre, lo que puede resultar en dolor de cabeza, dificultad para respirar y ataque cardíaco, por ejemplo.
Según la causa, SAF se puede clasificar en tres tipos principales:
- Primario, en el que no hay una causa específica;
- Secundario, que ocurre como consecuencia de otra enfermedad, y suele estar relacionada con el lupus eritematoso sistémico. El SAF secundario también puede ocurrir, aunque es más raro, asociado a otras enfermedades autoinmunes, como la esclerodermia y la artritis reumatoide, por ejemplo;
- Catastrófico, que es el tipo más grave de SAF en el que se forman trombos en al menos 3 sitios diferentes en menos de 1 semana.
El SAF puede presentarse a cualquier edad y en ambos sexos, sin embargo es más frecuente en mujeres entre 20 y 50 años. El tratamiento debe ser establecido por el médico de cabecera o reumatólogo y tiene como objetivo prevenir la formación de trombos y evitar complicaciones, especialmente cuando la mujer está embarazada.
Principales signos y síntomas
Los principales signos y síntomas del SAF están relacionados con cambios en el proceso de coagulación y aparición de trombosis, siendo los principales:
- Dolor de pecho;
- Respiración dificultosa;
- Dolor de cabeza;
- Náusea;
- Hinchazón de las extremidades superiores o inferiores;
- Disminución de la cantidad de plaquetas;
- Abortos sucesivos espontáneos o cambios en la placenta, sin causa aparente.
Además, las personas diagnosticadas con SAF tienen más probabilidades de tener problemas renales, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, por ejemplo, debido a la formación de trombos que interfieren con la circulación sanguínea, cambiando la cantidad de sangre que llega a los órganos. Comprende qué es la trombosis.
Que causa el síndrome
El síndrome de anticuerpos antifosfolípidos es una afección autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunológico ataca las células del cuerpo. En este caso, el cuerpo produce anticuerpos antifosfolípidos que atacan a los fosfolípidos presentes en las células grasas, lo que facilita la coagulación de la sangre y la formación de trombos.
Aún no se conoce la razón específica por la que el sistema inmunológico produce este tipo de anticuerpos, pero se sabe que es una condición más frecuente en personas con otras enfermedades autoinmunes, como el lupus, por ejemplo.
Cómo se hace el diagnóstico
El diagnóstico del Síndrome de Anticuerpos Antifosfolípidos se define por la presencia de al menos un criterio clínico y de laboratorio, es decir, la presencia de un síntoma de la enfermedad y la detección de al menos un autoanticuerpo en sangre.
Entre los criterios clínicos considerados por el médico se encuentran episodios de trombosis arterial o venosa, ocurrencia de aborto, parto prematuro, enfermedades autoinmunes y la presencia de factores de riesgo de trombosis. Estos criterios clínicos deben probarse mediante pruebas de imagen o de laboratorio.
En cuanto a los criterios de laboratorio, existe la presencia de al menos un tipo de anticuerpo antifosfolípido, como por ejemplo:
- Anticoagulante lúpico (AL);
- Anticardiolipina;
- Anti beta2-glicoproteína 1.
Estos anticuerpos deben evaluarse en dos momentos diferentes, con un intervalo de al menos 2 meses.
Para que el diagnóstico sea positivo para APS, ambos criterios deben probarse mediante pruebas realizadas dos veces con un intervalo de al menos 3 meses.
Como se hace el tratamiento
Aunque no existe un tratamiento capaz de curar el SAF, es posible reducir el riesgo de formación de coágulos y, en consecuencia, la aparición de complicaciones como trombosis o infarto, mediante el uso frecuente de fármacos anticoagulantes, como la warfarina, que es de uso oral. uso, o heparina, que es para uso intravenoso.
La mayoría de las veces, las personas con SAF que están en tratamiento con anticoagulantes pueden llevar una vida completamente normal, solo es importante tener citas periódicas con el médico para ajustar las dosis de los medicamentos, cuando sea necesario.
Sin embargo, para asegurar el éxito del tratamiento, sigue siendo importante evitar algunas conductas que puedan perjudicar los efectos de los anticoagulantes, como es el caso de ingerir alimentos con vitamina K, como espinaca, col o brócoli, por ejemplo. Consulte otras precauciones que debe tomar al usar anticoagulantes.
Tratamiento durante el embarazo
En algunos casos más específicos, como durante el embarazo, el médico puede recomendar que el tratamiento se realice con Heparina inyectable asociada a Aspirina o una Inmunoglobulina intravenosa, para prevenir la aparición de complicaciones como el aborto, por ejemplo.
Con el tratamiento adecuado, existen grandes posibilidades de que la mujer embarazada con SAF tenga un embarazo normal, sin embargo es necesario que el obstetra la controle de cerca, ya que tiene mayor riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro o preeclampsia. Aprenda a reconocer los síntomas de la preeclampsia.