Síndrome de Bartter: que es, principales síntomas y tratamiento
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El síndrome de Bartter es una enfermedad poco común que afecta los riñones y provoca la pérdida de potasio, sodio y cloro en la orina. Esta enfermedad disminuye la concentración de calcio en la sangre y aumenta la producción de aldosterona y renina, hormonas involucradas en el control de la presión arterial.
La causa del síndrome de Bartter es genética y es una enfermedad que se transmite de padres a hijos, afectando a las personas desde la infancia. Este síndrome no tiene cura, pero si se diagnostica a tiempo, puede controlarse con medicamentos y suplementos minerales.
Síntomas principales
Los síntomas del síndrome de Bartter aparecen en la infancia, siendo los principales:
- Desnutrición;
- Retraso del crecimiento;
- Debilidad muscular;
- Retraso mental;
- Aumento del volumen de orina;
- Mucha sed;
- Deshidración;
- Fiebre;
- Diarrea o vómitos.
Las personas con síndrome de Bartter tienen niveles bajos de potasio, cloro, sodio y calcio en la sangre, pero no presentan cambios en los niveles de presión arterial. Algunas personas pueden tener características físicas que sugieran la enfermedad, como una cara triangular, una frente más prominente, ojos grandes y orejas mirando hacia adelante.
El diagnóstico del Síndrome de Bartter lo realiza el urólogo, mediante la evaluación de los síntomas del paciente y análisis de sangre que detectan niveles irregulares en la concentración de potasio y hormonas, como aldosterona y renina.
Como se hace el tratamiento
El tratamiento del Síndrome de Bartter se realiza con el uso de suplementos de potasio u otros minerales, como magnesio o calcio, para aumentar la concentración de estas sustancias en la sangre, y la ingestión de grandes cantidades de líquidos, compensando la gran pérdida de agua en la orina.
En el tratamiento de la enfermedad también se utilizan remedios diuréticos que mantienen el potasio, como la espironolactona, así como antiinflamatorios no esteroideos como la indometacina, que deben tomarse hasta el final del crecimiento para permitir el desarrollo normal del individuo. .
Los pacientes deben someterse a pruebas de ultrasonido de orina, sangre y riñón. Esto sirve para controlar el funcionamiento de los riñones y el tracto gastrointestinal, previniendo los efectos del tratamiento en estos órganos.