Síndrome de Evans: síntomas y tratamiento
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El síndrome de Evans, también conocido como síndrome antifosfolípido, es una enfermedad autoinmune rara, en la que el cuerpo produce anticuerpos que destruyen la sangre.
Es posible que algunos pacientes con esta enfermedad solo hayan destruido glóbulos blancos o solo glóbulos rojos, pero toda la estructura sanguínea puede dañarse cuando se trata del síndrome de Evans.
Cuanto antes se haga el diagnóstico correcto de este síndrome, más fácil será el control de los síntomas y así el paciente tendrá una mejor calidad de vida.
Que causas
Aún se desconoce el factor que promueve este síndrome, y tanto los síntomas como la evolución de esta rara enfermedad son muy diferentes de un caso a otro, dependiendo de la porción de sangre que sea atacada por los anticuerpos.
Señales y síntomas
Cuando los glóbulos rojos están dañados, bajando sus niveles en sangre, el paciente desarrolla los síntomas típicos de la anemia, en los casos en los que se van a destruir las plaquetas, el paciente es más susceptible a la formación de hematomas y sangrado que en los casos de El traumatismo craneoencefálico puede causar hemorragias cerebrales fatales y cuando es la porción blanca de la sangre la que se ve afectada, el paciente es más susceptible a infecciones acompañadas de mayor dificultad en la recuperación.
Es común que los pacientes con síndrome de Evans tengan otras enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoide, por ejemplo.
La evolución de la enfermedad es inesperada y en muchos casos los episodios de gran destrucción de células sanguíneas van seguidos de largos periodos de remisión, mientras que algunos casos más graves evolucionan continuamente sin periodos de mejoría.
Como se hace el tratamiento
El tratamiento tiene como objetivo detener la producción de anticuerpos que destruyen la sangre. El tratamiento no cura la enfermedad, pero ayuda a reducir sus síntomas, como anemia o trombosis.
Se recomienda el uso de esteroides ya que inhiben el sistema inmunológico y disminuyen la producción de anticuerpos, interrumpiendo o disminuyendo el grado de destrucción de las células sanguíneas.
Otra opción es la inyección de inmunoglobulinas para destruir el exceso de anticuerpos producidos por el organismo o incluso la quimioterapia, que estabiliza al paciente.
En los casos más graves, la extirpación del bazo es una forma de tratamiento, al igual que la transfusión de sangre.