Autor: Gregory Harris
Fecha De Creación: 12 Abril 2021
Fecha De Actualización: 14 Noviembre 2024
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Trasplante de hígado: cuando está indicado y como es la recuperación - Aptitud Física
Trasplante de hígado: cuando está indicado y como es la recuperación - Aptitud Física

Contenido

El trasplante de hígado es un procedimiento quirúrgico indicado para personas que presentan daño hepático severo, por lo que la función de este órgano se ve comprometida, como en el caso de cirrosis hepática, insuficiencia hepática, cáncer de hígado y colangitis, por ejemplo.

Así, cuando se indica un trasplante de hígado, es importante que la persona mantenga una dieta sana y equilibrada, para evitar un mayor daño al órgano. Además, cuando se autoriza el trasplante, es importante que la persona inicie un ayuno completo para que se pueda realizar el trasplante.

Tras el trasplante, la persona suele permanecer entre 10 a 14 días hospitalizada para que pueda ser monitorizada por el equipo médico y se pueda comprobar como reacciona el organismo al nuevo órgano, siendo posible también prevenir complicaciones.

Cuando esta indicado

El trasplante de hígado puede estar indicado cuando el órgano está gravemente comprometido y deja de funcionar, como puede ocurrir en caso de cirrosis, hepatitis fulminante o cáncer en este órgano, en personas de cualquier edad, incluidos los niños.


Existe una indicación de trasplante cuando los fármacos, la radioterapia o la quimioterapia no consiguen restaurar su correcto funcionamiento. En este caso, el paciente debe continuar realizando el tratamiento propuesto por el médico y realizando las pruebas necesarias hasta que aparezca un donante de hígado compatible, que se encuentre dentro del peso ideal y sin ningún problema de salud.

El trasplante puede estar indicado en caso de enfermedades agudas o crónicas, que tienen pocas posibilidades de volver a aparecer tras un trasplante, como por ejemplo:

  • Cirrosis hepática;
  • Enfermedades metabólicas;
  • Colangitis esclerosante;
  • Atresia del tracto biliar;
  • Hepatitis crónica;
  • Insuficiencia hepática

Algunas enfermedades que pueden no ser aptas para el trasplante son la hepatitis B, porque el virus tiende a asentarse en el hígado 'nuevo' y en caso de cirrosis provocada por el alcoholismo, porque si la persona continúa bebiendo el órgano 'nuevo' de forma exagerada también lo hará. estar dañado. Por lo tanto, el médico debe indicar cuándo se puede o no realizar el trasplante en función de la enfermedad hepática de la persona y su estado de salud general.


Cómo prepararse para el trasplante

Para prepararse para este tipo de procedimientos, debe mantener una buena dieta, evitando los alimentos ricos en grasas y azúcares, dando preferencia a las verduras, frutas y carnes magras. Además, es importante informar al médico de cualquier síntoma que se presente para que pueda investigar e iniciar el tratamiento adecuado.

Cuando el médico entra en contacto, llamando a la persona para el trasplante, es importante que la persona inicie un ayuno total y acuda lo antes posible al hospital indicado para realizar el procedimiento.

La persona que recibirá el órgano donado deberá contar con un acompañante mayor de edad y traer todos los documentos necesarios para ser admitido a recibir el órgano. Después de la cirugía, es normal que la persona permanezca en la UCI durante al menos 10 a 14 días.

Como es la recuperacion

Después de un trasplante de hígado, la persona generalmente permanece en el hospital durante algunas semanas para monitorear y observar la reacción del cuerpo al nuevo órgano, evitando complicaciones que puedan ocurrir.Pasado este período, la persona puede irse a casa, sin embargo, debe seguir algunas recomendaciones médicas para promover su calidad de vida, como el uso de medicamentos inmunosupresores, por ejemplo.


Después del trasplante, la persona puede tener una vida normal, siendo necesario seguir las indicaciones del médico, ser monitoreada regularmente mediante consultas y exámenes médicos y tener hábitos de vida saludables.

1. En el hospital

Después del trasplante, la persona debe ser ingresada en el hospital durante aproximadamente 1 a 2 semanas para controlar la presión, la glucosa en sangre, la coagulación de la sangre, la función renal y otras que son importantes para verificar si la persona se encuentra bien y se pueden prevenir las infecciones.

Inicialmente, la persona debe permanecer en la UCI, sin embargo, desde el momento en que está estable, puede acudir a la habitación para seguir siendo monitoreada. Aún en el hospital, la persona puede realizar sesiones de fisioterapia para mejorar la capacidad respiratoria y disminuir el riesgo de complicaciones motoras como rigidez y acortamiento muscular, trombosis y otras.

2. En casa

Desde el momento en que la persona se estabiliza, no hay signos de rechazo y las pruebas se consideran normales, el médico puede dar de alta a la persona siempre que siga el tratamiento en casa.

El tratamiento a domicilio debe realizarse con el uso de remedios inmunosupresores indicados por el médico y que actúen directamente sobre el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de rechazo al órgano trasplantado. Sin embargo, como consecuencia, existe un mayor riesgo de desarrollar infecciones. Por tanto, es importante que la dosis de la medicación sea la adecuada para que el organismo sea capaz de actuar contra agentes infecciosos invasores al mismo tiempo que no se produzca el rechazo de órganos.

Algunos medicamentos que se pueden utilizar son prednisona, ciclosporina, azatioprina, globulinas y anticuerpos monoclonales, pero la dosis varía de una persona a otra porque depende de una serie de factores que deben ser evaluados por el médico como la enfermedad que provocó la trasplante, edad, peso y otras enfermedades como problemas cardíacos y diabetes.

Además del uso de medicamentos, se recomienda que la persona tenga hábitos de vida saludables, evitando el consumo de bebidas alcohólicas y alimentos grasos, y que practique una actividad física ligera que debe ser recomendada por el profesional de educación física.

Posibles efectos secundarios de los medicamentos.

Con el uso de inmunosupresores pueden aparecer síntomas como hinchazón corporal, aumento de peso, aumento de la cantidad de vello en el cuerpo, especialmente en el rostro de las mujeres, osteoporosis, mala digestión, caída del cabello y aftas. Así, se debe observar los síntomas que aparecen y hablar con el médico para que le indique qué se puede hacer para controlar estos síntomas desagradables, sin poner en peligro el esquema de inmunosupresión.

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