Vagina corta: que es y como tratar

Contenido

• Principales características
• Como se hace el tratamiento

El síndrome de la vagina corta es una malformación congénita en la que la niña nace con un canal vaginal más pequeño y estrecho de lo normal, que durante la niñez no ocasiona ninguna molestia, pero que puede causar dolor durante la adolescencia, especialmente cuando inicia el contacto sexual.

El grado de esta malformación puede variar de un caso a otro y, por ello, hay niñas que pueden ni siquiera tener un canal vaginal, provocando aún más dolor cuando surge la menstruación, ya que los restos liberados por el útero no pueden salir del cuerpo. Comprenda mejor lo que sucede cuando la niña no tiene vagina y cómo la tratan.

Así, cada vagina corta debe ser evaluada por un ginecólogo, para identificar el grado e iniciar el tratamiento más adecuado, que puede ir desde ejercicios con dispositivos médicos especiales hasta cirugía, por ejemplo.

Principales características

La principal característica del síndrome de la vagina corta es la presencia de un canal vaginal con dimensiones más pequeñas que las de la mayoría de las mujeres, y la vagina suele tener un tamaño de solo 1 o 2 cm en lugar de 6 a 12 cm, que son normales.

Además, dependiendo del tamaño de la vagina, una mujer aún puede experimentar síntomas como:

• Ausencia de la primera menstruación;
• Dolor severo durante el contacto íntimo;
• Malestar al usar tampones;

Muchas niñas pueden incluso desarrollar depresión, especialmente cuando no pueden tener relaciones sexuales o tienen su primer período y desconocen la presencia de esta malformación.

Así, siempre que exista molestias en el contacto íntimo o cambios importantes en el patrón menstrual esperado, es importante consultar a un ginecólogo, ya que, en la mayoría de los casos, el síndrome de vagina corta solo se identifica con una exploración física realizada por el médico.

Como se hace el tratamiento

Una gran proporción de casos de vagina corta se pueden tratar sin tener que recurrir a la cirugía. Esto se debe a que los tejidos vaginales generalmente son bastante elásticos y, por lo tanto, se pueden dilatar gradualmente, utilizando dispositivos especiales que varían en tamaño y se conocen como dilatadores vaginales de Frank.

Los dilatadores deben insertarse en la vagina durante unos 30 minutos al día y, en los primeros tiempos de tratamiento, deben usarse todos los días. Luego, con el agrandamiento del canal vaginal, estos dispositivos solo se pueden usar de 2 a 3 veces por semana, o según las instrucciones del ginecólogo.

Generalmente, la cirugía solo se utiliza cuando los dispositivos no provocan ningún cambio en el tamaño de la vagina o cuando la malformación vaginal es muy grave y provoca la ausencia total del canal vaginal.