Síndrome de Arnold-Chiari: que es, tipos, síntomas y tratamiento
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El síndrome de Arnold-Chiari es una malformación genética poco común en la que el sistema nervioso central está comprometido y puede resultar en dificultades de equilibrio, pérdida de la coordinación motora y problemas visuales.
Esta malformación es más común en las mujeres y suele ocurrir durante el desarrollo del feto, en el que, por un motivo desconocido, el cerebelo, que es la parte del cerebro responsable del equilibrio, se desarrolla de manera inapropiada. Según el desarrollo del cerebelo, el síndrome de Arnold-Chiari se puede clasificar en cuatro tipos:
- Chiari I: Es el tipo más frecuente y más observado en los niños y ocurre cuando el cerebelo se extiende hasta un orificio en la base del cráneo, llamado foramen magnum, donde normalmente debería pasar solo la médula espinal;
- Chiari II: Ocurre cuando, además del cerebelo, el tronco encefálico también se extiende al foramen magnum. Este tipo de malformación es más común en niños con espina bífida, lo que corresponde a una falla en el desarrollo de la médula espinal y las estructuras que la protegen. Aprenda sobre la espina bífida;
- Chiari III: Ocurre cuando el cerebelo y el tronco encefálico, además de extenderse hacia el foramen magnum, llegan a la médula espinal, siendo esta malformación la más grave, a pesar de ser rara;
- Chiari IV: Este tipo también es raro e incompatible con la vida y ocurre cuando no hay desarrollo o cuando hay un desarrollo incompleto del cerebelo.
El diagnóstico se realiza en base a exámenes de imagen, como resonancia magnética o tomografía computarizada, y exámenes neurológicos, en los que el médico realiza pruebas para evaluar la capacidad motora y sensorial de la persona, además del equilibrio.
Síntomas principales
Algunos niños que nacen con esta malformación pueden no presentar síntomas o presentarse cuando llegan a la adolescencia o la edad adulta, siendo más común a partir de los 30 años. Los síntomas varían según el grado de deterioro del sistema nervioso y pueden ser:
- Dolor cervical
- Debilidad muscular;
- Dificultad para mantener el equilibrio;
- Cambio de coordinación;
- Pérdida de sensación y entumecimiento;
- Alteración visual;
- Mareo;
- Aumento de la frecuencia cardíaca.
Esta malformación es más común que ocurra durante el desarrollo del feto, pero puede ocurrir, más raramente, en la vida adulta debido a situaciones que pueden disminuir la cantidad de líquido cefalorraquídeo, como infecciones, golpes en la cabeza o exposición a sustancias tóxicas. .
El diagnóstico por parte de un neurólogo en base a los síntomas reportados por la persona, exámenes neurológicos, que permiten la valoración de reflejos, equilibrio y coordinación, y análisis de tomografía computarizada o resonancia magnética.
Como se hace el tratamiento
El tratamiento se realiza de acuerdo con los síntomas y su gravedad y tiene como objetivo aliviar los síntomas y evitar que la enfermedad progrese. Si no hay síntomas, generalmente no hay necesidad de tratamiento. En algunos casos, sin embargo, el neurólogo puede recomendar el uso de medicamentos para aliviar el dolor, como el ibuprofeno, por ejemplo.
Cuando aparecen síntomas y son más graves, interfiriendo con la calidad de vida de la persona, el neurólogo puede recomendar un procedimiento quirúrgico, que se realiza bajo anestesia general, con el fin de descomprimir la médula espinal y permitir la circulación del líquido cefalorraquídeo líquido. Además, el neurólogo puede recomendar fisioterapia o terapia ocupacional para mejorar la coordinación motora, el habla y la coordinación.