Autor: William Ramirez
Fecha De Creación: 22 Septiembre 2021
Fecha De Actualización: 1 Mes De Julio 2024
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Cirrosis hepática: que es, síntomas, causas y tratamiento - Aptitud Física
Cirrosis hepática: que es, síntomas, causas y tratamiento - Aptitud Física

Contenido

La cirrosis hepática es una inflamación crónica del hígado caracterizada por la formación de nódulos y tejido fibrótico, que dificultan el funcionamiento del hígado.

Habitualmente, la cirrosis se considera un estadio avanzado de otros problemas hepáticos, como la hepatitis o la esteatosis, ya que es necesario que existan lesiones frecuentes para la aparición de cirrosis. Además de estos problemas, la cirrosis también puede desarrollarse debido al consumo excesivo de alcohol, el uso prolongado de algunos medicamentos e incluso debido a algunas infecciones virales.

La cirrosis hepática no tiene cura y, por lo tanto, el tratamiento se suele hacer con cambios en la dieta, así como con el uso de medicamentos para controlar algunos de los síntomas. En los casos más graves, puede ser necesaria una cirugía para un trasplante de hígado.

Síntomas principales

En una etapa temprana, la cirrosis generalmente no causa síntomas, sin embargo, a medida que aumentan las lesiones hepáticas, síntomas como:


  • Debilidad y cansancio excesivo;
  • Malestar general;
  • Náuseas frecuentes
  • Pérdida de apetito;
  • Manchas rojas en la piel, con pequeñas arañas vasculares;
  • Perdida de peso.

En casos más avanzados de cirrosis, es común ver signos como piel y ojos amarillos, vientre hinchado, orina muy oscura, heces blanquecinas y picazón en todo el cuerpo.

A la hora de identificar algún síntoma que pueda ser indicativo de un problema hepático, es muy importante consultar a un hepatólogo o médico de cabecera, ya que cuanto antes se haga el diagnóstico, más fácil será el tratamiento.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de cirrosis hepática comienza con una evaluación de los síntomas presentados, así como el estilo de vida y el historial de salud de la persona. Además, también se suelen solicitar pruebas de laboratorio que evalúan la función hepática, los riñones y la capacidad de coagulación, así como pruebas serológicas para identificar infecciones virales.


Las principales pruebas de laboratorio que solicita el médico son la medición de las enzimas hepáticas TGO y TGP, que se elevan cuando el hígado tiene lesiones. Además, el médico suele solicitar la dosis de gamma-GT, que también es una enzima producida en el hígado y cuya concentración puede verse aumentada en caso de problemas hepáticos. Vea las principales pruebas que evalúan el hígado.

El médico también puede solicitar la realización de pruebas de imagen como tomografía computarizada o resonancia magnética con el fin de evaluar la región hepática y abdominal, siendo posible identificar regiones lesionadas e indicar la necesidad de biopsia, por ejemplo. La biopsia de hígado no se realiza con fines de diagnóstico, sino para determinar la gravedad, extensión y causa de la cirrosis.

Posibles Causas

Las causas de la cirrosis hepática pueden ser diversas, sin embargo, las más comunes son:


1. Hepatitis virales B y C

La hepatitis B y C son enfermedades causadas principalmente por virus y se transmiten a través del contacto sexual o al compartir objetos contaminados, como agujas, jeringas, alicates de manicura o dispositivos de tatuaje contaminados. Estos tipos de hepatitis afectan las células del hígado y, si no se tratan, pueden causar inflamación crónica, lo que lleva a la cirrosis. Obtenga más información sobre este tipo de hepatitis y cómo prevenirlo.

2. Consumo de bebidas alcohólicas

El uso excesivo de bebidas alcohólicas puede tener consecuencias inmediatas en el organismo, como dificultad para mantener el equilibrio y pérdida de coordinación. Sin embargo, si el consumo se realiza muchos días a la semana y en una cantidad superior a 60 g de alcohol al día, en hombres, o 20 g, en mujeres, puede provocar cirrosis hepática.

3. Trastornos del metabolismo

Algunos trastornos del metabolismo pueden provocar la aparición de cirrosis hepática, por ejemplo, la enfermedad de Wilson. Esta enfermedad es rara, genética y no tiene cura y se caracteriza por la incapacidad del organismo para metabolizar el cobre, con acumulación en varios órganos, principalmente cerebro e hígado, lo que puede ocasionar graves daños a estos órganos. Obtenga más información sobre los síntomas de la enfermedad de Wilson.

4. Hígado graso

El hígado graso, conocido científicamente como hígado graso, es una condición en la que la grasa se acumula en el hígado debido a los malos hábitos alimenticios. Esta enfermedad no suele causar síntomas y, la mayoría de las veces, se descubre al azar. Sin embargo, si no se trata, el hígado graso puede causar una inflamación crónica del hígado, lo que aumenta el riesgo de cirrosis. Vea qué causa la acumulación de grasa en el hígado.

5. Uso de medicamentos

Algunos medicamentos, si se usan en exceso y con regularidad, pueden causar inflamación del hígado, porque cuando se encuentran en grandes cantidades en el cuerpo, el hígado no puede metabolizar rápidamente estas sustancias. Algunos ejemplos de remedios que pueden provocar cirrosis hepática son isoniazida, nitrofurantoína, amiodarona, metotrexato, clorpromazina y diclofenaco sódico.

6. Colestasis crónica

La colestasis crónica es una afección en la que la bilis no puede transportarse desde el hígado a una parte del intestino, lo que puede deberse a la obstrucción de los conductos biliares debido a la presencia de tumores, cálculos en la vesícula biliar o debido a una producción deficiente de bilis. La colestasis crónica puede provocar cirrosis hepática y es más común en personas que tienen colitis ulcerosa, que es una enfermedad inflamatoria intestinal.

Como se hace el tratamiento

El tratamiento de la cirrosis varía según la causa, y se puede realizar con la suspensión de la medicación o alcohol, por ejemplo. Además, es importante mantener una dieta adecuada que incluya suplementación de vitaminas, ya que debido al deterioro del hígado, la persona puede tener dificultades para digerir las grasas correctamente. Aprenda cómo debe ser la dieta para la cirrosis.

Dependiendo de los síntomas que presente, el hepatólogo también puede prescribir el uso de algunos medicamentos, como diuréticos, antihipertensivos o cremas para el picor cutáneo, con el fin de mejorar la calidad de vida de la persona con cirrosis.

En los casos más graves, donde hay muchas lesiones hepáticas, la única forma de tratamiento puede ser el trasplante de hígado, que se realiza extrayendo el hígado con cirrosis y colocando un hígado sano de un donante compatible. Vea más detalles sobre las principales formas de tratar la cirrosis.

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