¿Cómo se trata la cirrosis hepática?
Contenido
- 1. Uso de medicamentos
- 2. Dieta para la cirrosis
- 3. Tratamiento natural
- 4. Hemodiálisis
- 5. Trasplante de hígado
- Complicaciones de la cirrosis hepática
El tratamiento de la cirrosis hepática es indicado por el hepatólogo según los síntomas y la gravedad de la cirrosis, pudiendo recomendarse el uso de medicamentos, una dieta adecuada o el trasplante de hígado en los casos más graves, por ejemplo.
La cirrosis hepática es una enfermedad progresiva del hígado, que surge como consecuencia de situaciones que conducen a la destrucción lenta y progresiva de las células hepáticas, como el consumo excesivo de alcohol o la hepatitis, por ejemplo. Conozca otras causas de cirrosis hepática.
El trasplante de hígado está indicado cuando la cirrosis hepática se descompensa, favorecida por la aparición de complicaciones, como ascitis, hemorragia digestiva varicosa, encefalopatía hepática y peritonitis bacteriana espontánea. Por tanto, es importante que el tratamiento de la cirrosis hepática se lleve a cabo lo antes posible, para ralentizar la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones.
Por tanto, el tratamiento de la cirrosis hepática consta de las siguientes opciones:
1. Uso de medicamentos
El tratamiento farmacológico de la cirrosis hepática tiene como objetivo controlar algunos síntomas de la cirrosis, como el ardor y la hinchazón abdominal resultante de la ascitis, que es la acumulación de líquido en el vientre, y el uso de remedios diuréticos que ayudan a eliminar el exceso de líquido. Obtenga más información sobre qué es la ascitis y cuáles son los síntomas.
En caso de encefalopatía hepática, una complicación de la cirrosis en la que se produce un mal funcionamiento del cerebro, se pueden prescribir algunos medicamentos como laxantes y antibióticos, como lactulosa y neomicina o rifaximina, para ayudar a eliminar toxinas a través de los intestinos, evitando que estas sustancias deterioren la función cerebral. Dado que la cirrosis hepática aumenta la presión de la arteria en el hígado, también pueden estar indicados medicamentos como los betabloqueantes para disminuir la presión arterial.
El tratamiento farmacológico de la cirrosis hepática solo debe ser indicado por un gastroenterólogo o hepatólogo, según las condiciones clínicas y los síntomas que presente una persona. En algunos casos, se recomienda la vacunación contra la hepatitis A y B para prevenir un mayor daño hepático.
2. Dieta para la cirrosis
La dieta para la cirrosis hepática debe ser indicada por el nutricionista y se basa en alimentos con bajo contenido en sal, y debe ser reemplazada por otras especias como el perejil o el limón, por ejemplo. También se recomienda consumir alimentos ricos en fibra y bajos en proteínas, especialmente si la persona tiene ascitis o encefalopatía hepática. Ver más menú y alimentos dietéticos para la cirrosis.
El tratamiento nutricional de la cirrosis hepática también incluye la recomendación de no ingerir alimentos grasos e incrustados, así como de no consumir drogas, especialmente alcohol, que es una de las principales causas de esta enfermedad, ya que pueden lesionar aún más el hígado. Por tanto, en el tratamiento de la cirrosis hepática alcohólica, la abstinencia del alcohol es fundamental.
3. Tratamiento natural
El tratamiento natural de la cirrosis hepática no debe sustituir al tratamiento indicado y debe realizarse bajo la guía de un médico, y están indicados algunos productos naturales como el té de saúco o el uxi amarillo que, por sus propiedades desintoxicantes y depurativas, pueden ayudar en la alivio de los síntomas de la cirrosis. Aprenda a preparar remedios caseros para la cirrosis.
Para los casos en los que la cirrosis hepática no fue causada por exceso de alcohol, denominada cirrosis hepática no alcohólica, se puede recomendar el uso de suplementos de zinc y vitamina E, ya que tiene una acción antiinflamatoria, reduciendo los síntomas de esta enfermedad.
4. Hemodiálisis
La hemodiálisis está indicada para personas que han sufrido algún daño renal provocado por complicaciones de la cirrosis hepática, como aumento de toxinas en el organismo, ya que el hígado es incapaz de absorber y eliminar estas sustancias, así como por aumento de la presión arterial o mala circulación sanguínea. en los riñones.
Este procedimiento debe realizarse en un hospital o clínica y consiste en un tratamiento para filtrar la sangre, eliminando toxinas y sales, es decir, se realiza a través de una máquina que realiza las mismas funciones que los riñones. Obtenga más información sobre cómo funciona la hemodiálisis.
5. Trasplante de hígado
El trasplante de hígado está indicado por el médico en casos más graves, cuando la cirrosis hepática se descompensa, el hígado está gravemente comprometido y deja de funcionar correctamente o cuando el tratamiento con fármacos no está siendo eficaz. Este tipo de tratamiento también puede estar indicado en los casos en que el hígado esté afectado por un tumor.
Después de indicar este procedimiento, es necesario esperar en la cola de donaciones, ya que solo después de encontrar un donante se programará la cirugía de trasplante. Comprender cómo funciona el trasplante de hígado y su recuperación.
Complicaciones de la cirrosis hepática
La cirrosis hepática debe tratarse tan pronto como se haga el diagnóstico, ya que puede provocar complicaciones como la ascitis, que es la acumulación de líquidos en el abdomen y que se desarrolla porque la presión en la arteria hepática aumenta, provocando la compresión de los vasos sanguíneos. . Para revertir esta complicación, se requiere el uso de medicamentos y paracentesis. Vea más cómo se hace la paracentesis.
Otras complicaciones de la cirrosis hepática pueden ser las varices esofágicas, que se producen por la rotura de los vasos sanguíneos del esófago, provocada por el aumento de la presión, y la peritonitis, que es la inflamación de la membrana que recubre el abdomen. También pueden surgir complicaciones cerebrales y pulmonares debido a la disminución del oxígeno en la sangre.