Autor: Judy Howell
Fecha De Creación: 4 Mes De Julio 2021
Fecha De Actualización: 23 Junio 2024
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Desde la década de 1950, la gente ha creído que las grasas saturadas son malas para la salud humana.

Originalmente, esto se basó en estudios de observación que mostraban que las personas que consumían una gran cantidad de grasas saturadas tenían mayores tasas de muerte por enfermedad cardíaca.

La hipótesis de la dieta del corazón establece que las grasas saturadas aumentan el colesterol LDL (malo) en la sangre, que supuestamente se aloja en las arterias y causa enfermedades cardíacas.

Aunque esta hipótesis nunca se ha probado, la mayoría de las pautas dietéticas oficiales se basan en ella (1).

Si bien el tema aún se debate, numerosos estudios recientes no han encontrado ningún vínculo entre el consumo de grasas saturadas y las enfermedades del corazón.

Este artículo revisa 5 de los estudios más grandes, más completos y más recientes sobre este tema.


1. Hooper L, y col. Reducción de la ingesta de grasas saturadas para enfermedades cardiovasculares. Revisión sistemática de la base de datos Cochrane, 2015.

Detalles: Esta revisión sistemática y metaanálisis de ensayos controlados aleatorios fue realizada por la colaboración Cochrane, una organización independiente de científicos.


Esta revisión incluye 15 ensayos controlados aleatorios con más de 59,000 participantes.

Cada uno de estos estudios tuvo un grupo de control, redujo la grasa saturada o la reemplazó con otros tipos de grasa, duró al menos 24 meses y examinó puntos finales difíciles, como ataques cardíacos o la muerte.

Resultados: El estudio no encontró efectos estadísticamente significativos de la reducción de grasas saturadas con respecto a ataques cardíacos, derrames cerebrales o muertes por todas las causas.

Aunque la reducción de grasas saturadas no tuvo efectos, reemplazar algunas de ellas con grasas poliinsaturadas condujo a un riesgo 27% menor de eventos cardiovasculares (pero no de muerte, ataques cardíacos o derrames cerebrales).

Conclusión: Las personas que redujeron su consumo de grasas saturadas tenían la misma probabilidad de morir o sufrir ataques cardíacos o derrames cerebrales, en comparación con aquellos que comieron más grasas saturadas.

Sin embargo, reemplazar parcialmente las grasas saturadas con grasas poliinsaturadas puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares (pero no la muerte, ataques cardíacos o derrames cerebrales).


Estos resultados son similares a una revisión Cochrane previa realizada en 2011 (2).


2. De Souza RJ, y col. La ingesta de ácidos grasos saturados y transinsaturados y el riesgo de mortalidad por todas las causas, enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2: revisión sistemática y metaanálisis de estudios observacionales. BMJ, 2015.

Detalles: Esta revisión sistemática y observacional de los estudios examinó la asociación de las grasas saturadas y las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes tipo 2 y la muerte por enfermedad cardiovascular.

Los datos incluyeron 73 estudios, con 90,500–339,000 participantes para cada criterio de valoración.

Resultados: La ingesta de grasas saturadas no se relacionó con enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 o la muerte por cualquier causa.


Conclusión: Las personas que consumieron más grasas saturadas no fueron más propensas a sufrir enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 o muerte por cualquier causa, en comparación con las que consumieron menos grasas saturadas.

Sin embargo, los resultados de los estudios individuales fueron muy diversos, por lo que es difícil sacar una conclusión exacta de ellos.

Los investigadores calificaron la certeza de la asociación como "baja", enfatizando la necesidad de más estudios de alta calidad sobre el tema.


3. Siri-Tarino PW, y col. Metaanálisis de estudios de cohorte prospectivos que evalúan la asociación de grasas saturadas con enfermedad cardiovascular. American Journal of Clinical Nutrition, 2010.

Detalles: Esta revisión analizó la evidencia de estudios observacionales sobre el vínculo entre las grasas saturadas en la dieta y el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.

Los estudios incluyeron un total de 347,747 participantes, que fueron seguidos durante 5–23 años.

Resultados: Durante el seguimiento, alrededor del 3% de los participantes (11.006 personas) desarrollaron enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares.

La ingesta de grasas saturadas no se relacionó con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, incluso entre aquellos con la mayor ingesta.

Conclusión: Este estudio no encontró ninguna asociación entre la ingesta de grasas saturadas y la enfermedad cardiovascular.


4. Chowdhury R, ​​y col. Asociación de ácidos grasos dietéticos, circulantes y complementarios con riesgo coronario: una revisión sistemática y un metanálisis. Annals of Internal Medicine Journal, 2014.

Detalles: Esta revisión analizó estudios de cohortes y ensayos controlados aleatorios sobre el vínculo entre los ácidos grasos en la dieta y el riesgo de enfermedad cardíaca o muerte cardíaca súbita.

El estudio incluyó 49 estudios observacionales con más de 550,000 participantes, así como 27 ensayos controlados aleatorios con más de 100,000 participantes.

Resultados: El estudio no encontró ningún vínculo entre el consumo de grasas saturadas y el riesgo de enfermedad cardíaca o muerte.

Conclusión: Las personas con una mayor ingesta de grasas saturadas no tenían un mayor riesgo de enfermedad cardíaca o muerte súbita.

Además, los investigadores no encontraron ningún beneficio al consumir grasas poliinsaturadas en lugar de grasas saturadas. Los ácidos grasos omega-3 de cadena larga fueron una excepción, ya que tenían efectos protectores.


5. Schwab U, y col. Efecto de la cantidad y tipo de grasa en la dieta sobre los factores de riesgo de factores de riesgo cardiometabólico y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer: una revisión sistemática. Investigación de Alimentos y Nutrición, 2014.

Detalles: Esta revisión sistemática evaluó los efectos de la cantidad y el tipo de grasa en la dieta sobre el peso corporal y el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Los participantes incluyeron tanto a personas que estaban sanas como a aquellas con factores de riesgo. Esta revisión incluyó 607 estudios, incluidos ensayos controlados aleatorios, estudios de cohortes prospectivos y estudios de casos y controles anidados.

Resultados: El consumo de grasas saturadas no estaba relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca o un mayor riesgo de diabetes tipo 2.

Los investigadores encontraron que reemplazar parcialmente las grasas saturadas con grasas poliinsaturadas o monoinsaturadas puede reducir las concentraciones de colesterol LDL (malo).

También puede disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular, especialmente en hombres.

Sin embargo, sustituir los carbohidratos refinados por grasas saturadas puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Conclusión: Comer grasas saturadas no aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca o diabetes tipo 2. Sin embargo, reemplazar parcialmente las grasas saturadas con grasas poliinsaturadas puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, especialmente en los hombres.

Resultados clave
  1. La reducción de la ingesta de grasas saturadas no tiene ningún efecto sobre su riesgo de enfermedad cardíaca o muerte.
  2. Reemplazar las grasas saturadas con carbohidratos refinados parece aumentar su riesgo de enfermedad cardíaca.
  3. Reemplazar la grasa saturada con grasa poliinsaturada puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares, pero los resultados de ataques cardíacos, derrames cerebrales y muerte son mixtos.

La línea de fondo

Las personas con ciertas afecciones médicas o problemas de colesterol pueden necesitar vigilar su consumo de grasas saturadas.

Sin embargo, los resultados del estudio seleccionados para este artículo son bastante claros de que, para el individuo promedio, la grasa saturada no tiene una asociación significativa con la enfermedad cardíaca.

Dicho esto, reemplazar las grasas saturadas con grasas no saturadas puede ofrecer ligeros beneficios.

Esto no significa que las grasas saturadas sean "malas", solo que son neutrales, mientras que algunas grasas no saturadas son particularmente saludables.

Al reemplazar algo que es neutral con algo que es muy saludable, obtendrá un beneficio neto de salud.

Las fuentes saludables de grasas insaturadas incluyen nueces, semillas, pescado graso, aceite de oliva virgen extra y aguacates.

Al final del día, no parece haber ninguna razón para que la población en general se preocupe por las grasas saturadas.

Hay otros problemas que son mucho más dignos de su atención, como evitar los refrescos azucarados y la comida chatarra, comer alimentos saludables y hacer ejercicio.

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