Principales síntomas del eritema infeccioso y tratamiento.

Contenido

• Síntomas principales
• Cómo confirmar el diagnóstico
• Cómo ocurre la transmisión
• Como se hace el tratamiento

El eritema infeccioso, también conocido popularmente como enfermedad de la bofetada o síndrome de la bofetada, es una infección de las vías respiratorias y los pulmones, que es muy común en niños de hasta 15 años y provoca manchas rojas en la cara, como si el niño hubiera recibido una bofetada.

Esta infección es causada por el virus.Parvovirus B19 y, por tanto, también se puede conocer científicamente como parvovirus. Aunque puede ocurrir en cualquier momento, el eritema infeccioso es más común en invierno y principios de primavera, sobre todo por su forma de transmisión, que se produce principalmente a través de la tos y los estornudos.

El eritema infeccioso es curable y el tratamiento suele incluir solo reposo en casa y una correcta hidratación con agua. Sin embargo, si hay fiebre, es importante consultar con un médico de cabecera o un pediatra, en el caso de los niños, para empezar a usar medicamentos para reducir la temperatura corporal, como el paracetamol, por ejemplo.

Síntomas principales

Los primeros síntomas del eritema infeccioso suelen ser:

• Fiebre superior a 38ºC;
• Dolor de cabeza;
• Rinitis;
• Malestar general.

Dado que estos síntomas son inespecíficos y aparecen en invierno, muchas veces se confunden con la gripe y, por tanto, es relativamente común que en un principio el médico no le dé mucha importancia.

Sin embargo, después de 7 a 10 días, el niño con eritema infeccioso desarrolla la característica mancha roja en la cara, lo que acaba facilitando el diagnóstico. Esta mancha tiene un tono rojo vivo o ligeramente rosado y afecta principalmente a las mejillas del rostro, aunque también puede aparecer en los brazos, el pecho, los muslos o en el trasero.

En los adultos, la aparición de manchas rojas en la piel es más rara, pero es común que se presenten dolores articulares, especialmente en las manos, muñecas, rodillas o tobillos.

Cómo confirmar el diagnóstico

La mayoría de las veces, el médico puede hacer el diagnóstico solo observando los signos de la enfermedad y evaluando los síntomas que la persona o el niño pueden describir. Sin embargo, como los primeros signos no son específicos, puede ser necesario que la aparición de una mancha en la piel o dolor articular confirme el diagnóstico de eritema infeccioso.

Sin embargo, si hay mucha sospecha de infección, el médico también puede, en algunos casos, ordenar un análisis de sangre para identificar si hay anticuerpos específicos de la enfermedad en la sangre. Si este resultado es positivo, indica que la persona está realmente infectada con eritema.

Cómo ocurre la transmisión

El eritema infeccioso es bastante contagioso, ya que el virus puede transmitirse a través de la saliva. Por lo tanto, es posible contraer la enfermedad si está cerca de una persona o un niño infectado, especialmente cuando tose, estornuda o suelta saliva al hablar, por ejemplo.

Además, compartir utensilios, como cubiertos o vasos, también puede llevar a la persona a desarrollar el eritema infeccioso, ya que el simple contacto con saliva infectada también transmite el virus.

Sin embargo, esta transmisión del virus solo ocurre en los primeros días de la enfermedad, cuando el sistema inmunológico aún no ha logrado controlar la carga viral. Así, cuando aparece la mancha característica en la piel, la persona normalmente ya no está transmitiendo la enfermedad y puede volver al trabajo o la escuela, si se siente bien.

Como se hace el tratamiento

En la mayoría de los casos no es necesario un tratamiento específico, ya que no existe ningún antivirus capaz de eliminar elParvovirus y el propio sistema inmunológico es capaz de eliminarlo por completo después de unos días.

Así, lo ideal es que la persona infectada descanse para evitar el cansancio excesivo y facilitar el funcionamiento del sistema inmunológico, además de mantener una adecuada hidratación, con la ingesta de líquidos durante el día.

Sin embargo, como la infección puede causar muchas molestias, especialmente en los niños, suele ser recomendable consultar a un médico de cabecera o pediatra para iniciar un tratamiento con analgésicos, como el Paracetamol.