Comer fibra reduce el colesterol
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Aumentar el consumo diario de fibra es una gran estrategia para bajar los niveles de colesterol en sangre y, por ello, se debe invertir en alimentos como cereales integrales, frutas con cáscara y verduras.
Agregar semillas como sésamo, linaza, girasol y amapola al yogur, por ejemplo, es una forma muy fácil de aumentar la cantidad de fibra que consumes regularmente, siendo una buena forma de controlar el colesterol y también mejorar el tránsito intestinal.
Por qué las fibras ayudan a reducir el colesterol
Las fibras ayudan a controlar el colesterol porque llevan las pequeñas moléculas de grasa a la torta fecal, que pueden ser eliminadas naturalmente por el cuerpo, pero para tener el efecto esperado también es importante beber mucha agua o líquidos claros como el té sin azúcar. Asegurar que la torta fecal sea más suave y pueda atravesar todo el intestino, siendo eliminada con mayor facilidad.
Algunos ejemplos de alimentos ricos en fibra son:
- Verduras: judías verdes, repollo, remolacha, quimbombó, espinaca, berenjena;
- Frutas: fresa, naranja, pera, manzana, papaya, piña, mango, uva;
- Granos: lentejas, guisantes, frijoles, soja y garbanzos;
- Harinas: trigo integral, salvado de avena, germen de trigo;
- Alimentos listos: arroz integral, pan de semillas, galleta integral;
- Semillas: linaza, sésamo, girasol, amapola.
La función de las fibras dietéticas es principalmente la de regular el tránsito intestinal pero también proporcionan sensación de saciedad, tienen la capacidad de interferir en la absorción de azúcares y grasas, siendo así una herramienta importante para el control del peso, colesterol y también triglicéridos.
¿Qué son las fibras solubles e insolubles?
Las fibras solubles son aquellas que se disuelven en agua y las fibras insolubles son aquellas que no se disuelven en agua. Para el control del colesterol las más adecuadas son las fibras solubles que se disuelven en agua forman un gel y permanecen en el estómago por más tiempo, dando así una mayor sensación de saciedad. Estas fibras también se unen a la grasa y al azúcar, que luego se eliminan en las heces.
Las fibras insolubles, al no disolverse en agua, aceleran el tránsito intestinal porque aumentan el volumen de las heces porque permanecen intactas durante todo el tránsito intestinal mejorando el estreñimiento, y ayudando a reducir la aparición de hemorroides e inflamación del intestino pero no son eficientes en el control del colesterol.
Una buena forma de consumir la cantidad exacta de fibra que ayuda a controlar el colesterol es a través de un suplemento de fibra como Benefiber, por ejemplo.