Quiste de hígado
Contenido
- Los síntomas de un quiste hepático
- Causas de un quiste hepático
- Cómo diagnosticar un quiste hepático
- Cómo tratar un quiste hepático
- panorama
Visión de conjunto
Los quistes hepáticos son sacos llenos de líquido que se forman en el hígado. Son crecimientos benignos, lo que significa que no son cancerosos. Estos quistes generalmente no requieren tratamiento a menos que se desarrollen síntomas y rara vez afectan la función hepática.
Los quistes hepáticos son poco comunes y solo afectan a alrededor del 5 por ciento de la población, según la Clínica Cleveland.
Algunas personas tienen un solo quiste, o un quiste simple, y no experimentan síntomas con el crecimiento.
Otros pueden desarrollar una afección llamada enfermedad poliquística del hígado (PLD), que se caracteriza por muchos crecimientos quísticos en el hígado. Aunque la PLD causa múltiples quistes, el hígado puede seguir funcionando correctamente con esta enfermedad, y tener esta enfermedad podría no acortar la esperanza de vida.
Los síntomas de un quiste hepático
Debido a que un pequeño quiste hepático no suele causar síntomas, puede pasar años sin diagnosticarse. No es hasta que el quiste se agranda que algunas personas experimentan dolor y otras molestias. A medida que el quiste se agranda, los síntomas pueden incluir hinchazón abdominal o dolor en la sección superior derecha del estómago. Si experimenta un agrandamiento significativo, es posible que pueda sentir el quiste desde el exterior de su estómago.
Puede ocurrir un dolor agudo y repentino en la parte superior del estómago si el quiste comienza a sangrar. A veces, el sangrado se detiene por sí solo sin tratamiento médico. Si es así, el dolor y otros síntomas pueden mejorar en un par de días.
Entre los que desarrollan un quiste hepático, solo el 5 por ciento presenta síntomas.
Causas de un quiste hepático
Los quistes hepáticos son el resultado de una malformación en las vías biliares, aunque se desconoce la causa exacta de esta malformación. La bilis es un líquido producido por el hígado que ayuda a la digestión. Este líquido viaja desde el hígado hasta la vesícula biliar a través de conductos o estructuras en forma de tubo.
Algunas personas nacen con quistes hepáticos, mientras que otras no desarrollan quistes hasta que son mucho mayores. Incluso cuando los quistes están presentes al nacer, es posible que no se detecten hasta que los síntomas surjan más tarde en la edad adulta.
También existe un vínculo entre los quistes hepáticos y un parásito llamado equinococo. Este parásito se encuentra en áreas donde viven ganado y ovejas. Puede infectarse si ingiere alimentos contaminados. El parásito puede provocar el desarrollo de quistes en diferentes partes del cuerpo, incluido el hígado.
En el caso de la PLD, esta enfermedad puede heredarse cuando hay antecedentes familiares de la afección, o la enfermedad puede ocurrir sin razón aparente.
Cómo diagnosticar un quiste hepático
Debido a que algunos quistes hepáticos no causan síntomas notables, el tratamiento no siempre es necesario.
Si decide ver a un médico por dolor abdominal o agrandamiento abdominal, su médico puede ordenar una prueba de imagen para detectar anomalías en su hígado. Es probable que le realicen una ecografía o una tomografía computarizada de su abdomen. Ambos procedimientos crean imágenes del interior de su cuerpo, que su médico utilizará para confirmar o descartar un quiste o una masa.
Cómo tratar un quiste hepático
Su médico puede optar por no tratar un quiste pequeño y, en cambio, sugerir un enfoque de esperar y ver. Si el quiste se agranda y causa dolor o sangrado, su médico puede discutir las opciones de tratamiento en ese momento.
Una opción de tratamiento consiste en insertar una aguja en el abdomen y drenar quirúrgicamente el líquido del quiste. Este procedimiento solo puede proporcionar una solución temporal y el quiste puede volver a llenarse de líquido más adelante. Para evitar una recurrencia, otra opción es extirpar quirúrgicamente todo el quiste.
Su médico puede completar esta cirugía mediante una técnica llamada laparoscopia. Este procedimiento mínimamente invasivo solo requiere dos o tres pequeñas incisiones, y su médico realiza la cirugía con un pequeño instrumento llamado laparoscopio. Por lo general, solo permanecerá en el hospital una noche y solo se necesitan dos semanas para recuperarse por completo.
Una vez que su médico haya diagnosticado un quiste hepático, es posible que solicite un análisis de sangre para descartar un parásito. Si tiene un parásito, recibirá un ciclo de antibióticos para tratar la infección.
Algunos incidentes de PLD son graves. En este caso, los quistes pueden sangrar mucho, causar dolor intenso, reaparecer después del tratamiento o comenzar a afectar la función hepática. En estas situaciones, su médico puede recomendar un trasplante de hígado.
No parece haber ninguna forma conocida de prevenir un quiste hepático. Además, no hay suficiente investigación para determinar si la dieta o el tabaquismo contribuyen a los quistes hepáticos.
panorama
Incluso cuando los quistes hepáticos aumentan de tamaño y causan dolor, el pronóstico es positivo con tratamiento. Asegúrese de comprender sus opciones de tratamiento, así como los pros y los contras de cada opción antes de decidirse por un procedimiento. Aunque recibir un diagnóstico de quiste hepático puede ser motivo de preocupación, estos quistes generalmente no provocan insuficiencia hepática ni cáncer de hígado.