Qué es el quilotórax y cuáles son las principales causas
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El quilotórax surge cuando hay una acumulación de linfa entre las capas que recubren los pulmones, llamadas pleuras. La linfa suele acumularse en esta región debido a una lesión en los vasos linfáticos del tórax, que puede suceder por causas como traumatismo, tumor, infección o por una alteración congénita en la anatomía del recién nacido.
El quilotórax puede causar signos y síntomas como dificultad para respirar, dolor de pecho o tos, y el tratamiento lo realiza el neumólogo o el cirujano torácico, que puede incluir ayuno o el uso de medicamentos para disminuir la producción de líquido en los vasos linfáticos, en además de drenaje. del líquido de la región y cirugía para corregir su causa.
La acumulación de cualquier sustancia entre la pleura se denomina derrame pleural, y el quilotórax es el tipo menos común de este problema, que también puede ocurrir debido a la acumulación de líquidos, sangre, pus o aire, por ejemplo. Comprenda mejor qué es un derrame pleural y cómo ocurre.
Cuales son las causas
Generalmente, un quilotórax surge por obstrucción o dificultad en el flujo de la linfa en los vasos linfáticos, así como por lesiones en estos vasos o malformaciones congénitas de su anatomía. Las principales causas incluyen:
- Traumatismo en el pecho, por accidentes, caídas, lesiones por armas o cirugía;
- Causas congénitas, como atresia del conducto torácico, fístula congénita del conducto torácico, deformidades en los vasos linfáticos o incluso un golpe durante el parto del bebé;
- Tumores benignos o malignos. Vea cómo identificar el cáncer linfático;
- Trombosis venosa;
- Infecciones que afectan las vías linfáticas, como filariasis, linfadenitis tuberculosa o linfangitis. Comprender cómo se produce la filariasis, una infección también conocida como elefantiasis;
- Aneurisma aortico;
- Enfermedades que provocan acumulaciones de tejidos como amiloidosis o sarcoidosis,
Otras causas incluyen pancreatitis, cirrosis hepática u otros síndromes que alteran la circulación sanguínea o linfática.
El nombre quilotórax se deriva del aspecto lechoso que tiene el líquido de los vasos linfáticos, que es consecuencia del exceso de grasa presente en su composición, ya que los vasos linfáticos absorben parte de la grasa de los alimentos en los intestinos.
Los vasos linfáticos tienen funciones importantes en el cuerpo, que van desde la absorción del exceso de líquido de los tejidos corporales, la participación de la respuesta inmune y el transporte de grasas. Los vasos principales y más grandes de este tipo son el conducto torácico, ubicado a la izquierda y el conducto linfático ubicado a la derecha del tórax. Obtenga más información sobre cómo funciona y la importancia del sistema linfático.
Como se hace el tratamiento
El tratamiento con quilotórax está indicado por el neumólogo e incluye formas de disminuir la producción de líquidos en los vasos linfáticos, como mediante una dieta baja en grasas, ayuno, alimentación solo a través de catéteres en las venas o el uso de medicamentos como Somatostatina u Octreotida, que actúan disminución de las secreciones digestivas.
La quimioterapia o la radioterapia pueden estar indicadas para tratar tumores o nódulos que obstruyen el flujo de los vasos linfáticos. La cirugía realizada con drenaje de líquidos o con corrección de cambios en los conductos linfáticos puede ser necesaria en los casos en que el tratamiento clínico no fue suficiente.
Cómo identificar
Los síntomas que pueden surgir debido a un neumotórax incluyen:
- Falta de aire;
- Dolor de pecho;
- Respiración rápida;
- Tos;
- Frecuencia cardíaca rápida;
- Caída de la presión arterial.
Una radiografía de tórax puede mostrar el área de acumulación de líquido, sin embargo, el quilotórax solo se confirma después de drenar una muestra de este líquido, en un procedimiento médico llamado toracocentesis, que muestra un líquido de aspecto lechoso que será analizado en el laboratorio.
Otras pruebas que se pueden realizar para ayudar al diagnóstico incluyen la ecografía de tórax, la resonancia magnética o la linfografía del conducto torácico, por ejemplo, que ayudan a localizar la lesión y a diferenciarla de otras causas.