Por qué los mentirosos patológicos mienten tanto
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Es fácil detectar a un mentiroso habitual una vez que lo conoces, y todos se han encontrado con esa persona que miente sobre absolutamente todo, incluso cosas que no tienen ningún sentido. ¡Es totalmente exasperante! Tal vez embellecen sus logros pasados, dicen que fueron a algún lugar cuando usted sabe que no lo hicieron, o simplemente les cuentan algunos de más. De Verdad historias impresionantes. Bueno, una investigación reciente puede explicar por qué las personas tienen dificultades para dejar el hábito de mentir una vez que comienzan. (Por cierto, así es como el estrés de mentir afecta su salud).
Un nuevo estudio publicado en Neurociencia de la naturaleza demostró que cuanto más mientes, más se acostumbra tu cerebro. Básicamente, los investigadores encontraron una manera de probar científicamente lo que muchos ya creen que es cierto: mentir se vuelve más fácil con la práctica. Para medir esto, los científicos reclutaron a 80 voluntarios y les pidieron que dijeran mentiras mientras tomaban resonancias magnéticas funcionales de sus cerebros. A las personas se les mostró una imagen de un frasco de centavos y se les pidió que adivinaran cuántos centavos había en el frasco. Luego tenían que asesorar a su "socio", que en realidad era parte del equipo de investigación, sobre su estimación, y su socio haría la suposición final sobre cuántos centavos contenía el frasco. Esta tarea se completó en varios escenarios diferentes en los que benefició al participante al mentir sobre su estimación por su propio interés, así como el interés de su pareja. Lo que los investigadores observaron fue más o menos lo que esperaban, pero aún un poco inquietante. Al principio, decir mentiras por razones basadas en el interés propio aumentaba la actividad de la amígdala, el principal centro emocional del cerebro. Sin embargo, a medida que la gente continuó diciendo mentiras, esa actividad disminuyó.
"Cuando mentimos para beneficio personal, nuestra amígdala produce un sentimiento negativo que limita la medida en que estamos preparados para mentir", como explicó Tali Sharot, Ph.D., autor principal del estudio, en un comunicado de prensa. Por eso mentir no siéntete bien si no estás acostumbrado. "Sin embargo, esta respuesta se desvanece a medida que continuamos mintiendo, y cuanto más cae, más grandes se vuelven nuestras mentiras", dice Sharot. "Esto puede conducir a una 'pendiente resbaladiza' donde los pequeños actos de deshonestidad se convierten en mentiras más importantes". Los investigadores teorizaron además que esta disminución en la actividad cerebral se debió a una menor respuesta emocional al acto de mentir, pero es necesario realizar más estudios para confirmar esta idea.
Entonces, ¿qué podemos extraer de este estudio tal como está? Bueno, está claro que los mentirosos experimentados son mejores, y cuanto más mientes, mejor se vuelve tu cerebro para compensarlo internamente. Según lo que sabemos ahora, podría ser una buena idea recordarse a sí mismo la próxima vez que esté considerando decir una mentira piadosa que la práctica puede crear un hábito.